La Reserva Federal de los Estados Unidos (La Fed) subió la tasa de interés en medio punto porcentual. El incremento más alto desde el año 2000. El temor de muchos era un incremento aún mayor. Sin embargo, este no fue el caso. Los inversores, al ver que el peor escenario no se dio, recibieron el anuncio como algo positivo para luego recordar que medio punto en efecto sigue siendo bastante. Los mercados están sintiendo el dolor, porque los escépticos de un “aterrizaje suave” son cada vez más. En junio, la Fed comienza a reducir su balance de casi 9 billones de dólares a un ritmo aproximado de 95 mil millones de dólares mensuales. En consecuencia, los inversores en todo el mundo están reestructurando sus portafolios en preparación para tiempos difíciles por venir.
La Fed posee aproximadamente 5.8 billones de dólares en bonos del Tesoro de los Estados Unidos. Eso representa al menos una cuarta parte de la torta completa del Tío Sam. Exactamente, la Fed es el principal acreedor del gobierno estadounidense. Claro que la Fed también posee 2.7 billones en bonos inmobiliarios. En fin, el plan no es exactamente vender bonos. El plan, en realidad, es no renovar los bonos que vayan madurando. Ya para septiembre estaríamos hablando de una reducción mensual de aproximadamente 95 mil millones de dólares ($60 mil millones de bonos-T y $35 mil millones de bonos inmobiliarios). ¿Qué podemos esperar los inversores? No lo sabemos. Esa es exactamente la gran preocupación. Estamos entrando en un río revuelto.
Bitcoin y las criptomonedas se han venido correlacionado cada vez más con el S&P 500. Obvio que la narrativa de “refugio seguro” de los criptolibertarios no está en su mejor momento. Nos estamos encontrando con un activo de riesgo. Es decir, en estos tiempos de incertidumbre, los inversores no están buscado seguridad en Bitcoin. Al parecer, los inversores piensan que Bitcoin no desempeña muy bien durante una desaceleración económica. Nos guste o no, contradiga o no nuestras suposiciones, la evidencia está ahí para los que quieran verla.
Ahora bien, hablemos, con ojo crítico, de las criptonoticias más populares de la semana.
El fabuloso y mágico halving es prácticamente un dios en la comunidad cripto. Por supuesto que la escasez aumenta el precio de un activo con alta demanda. Oferta y demanda. Ahora bien, el halving es muy importante, pero es un error sobrestimarlo. Los economistas conservadores de hace 50 años se convirtieron en profetas de los políticos conservadores en plena guerra fría. Entonces, muchas teorías económicas de la época se congelaron en el tiempo y llegaron a convertirse, con los años, en dogmas políticos inmutables. Eso explica, por ejemplo, la popularidad del modelo S2F entre libertarios y conservadores. Simple. Es un dogma de fe. Signos de una identidad. No es un modelo de predicción cualquiera. ¿Por qué lo digo? Bueno, porque el modelo falla con frecuencia y la gente sigue creyendo ciegamente en él. No hacen ajustes. El modelo no evoluciona. Es una especie de verdad autoritaria. Por ende, la evidencia pasa a un segundo plano.Un dogma.
La escasez es importante. Pero la demanda también. Bitcoin es un código. Ese código representa una tasa de cambio. Estamos hablando de un mercado de pares. El par BTC/dólar se compone, como todo par, de dos elementos. Es decir, el precio de BTC puede variar radicalmente ante la disponibilidad o no del dólar (fiat). Nos ha ido muy bien con Bitcoin por más de 10 años. Pero debemos recordar que han sido años de muchísima liquidez. Ahora está por verse el comportamiento de Bitcoin en un escenario de escasa liquidez.
En lo personal, me encanta Bitcoin. Me parece un instrumento sumamente conveniente. De hecho, lo uso todo el tiempo. Claro que prefiero acumularlo que gastarlo. Sin embargo, hay un uso práctico que, al utilizarlo de manera combinada con otros instrumentos, te da alas. Se podría decir que soy un usuario pragmático. O sea, uso la tecnología, porque es conveniente. Invierto en el activo, porque ha sido rentable. La adopción es positiva. Pero, francamente, prefiero la adopción voluntaria y espontánea de la gente. Es decir, la adopción de abajo hacia arriba. Un Bitcoin por decreto me parece un contrasentido. El Bitcoin “político” es un dolor de cabeza. No me sorprende en lo absoluto este titular.
Elon Musk es el empresario de esta generación. Es, sin lugar a dudas, una mezcla entre empresario tech, influencer y estrella de Hollywood. Por supuesto que cuenta con muchos talentos y capacidades. Pero, definitivamente, su carisma es su gallina de los huevos de oro. El solo hecho de que los millennials lo consideren un genio le da la habilidad de hacer cosas geniales. Es una especie de efecto Musk. Insinúa, escribe y tuitea algo. Los demás lo interpretan como una señal de compra. De pronto, se genera un rally en algún sitio.
Coinbase obtuvo el primer préstamo respaldado por bitcoin de Goldman Sachs
Los bancos son los malos de la película casi todo el tiempo menos el día que nos aprueban el préstamo. En este espacio, los bancos son los enemigos a vencer, pero, de algún modo u otro, hacemos las paces con ellos cuando nos conviene. Si dicen algo negativo de Bitcoin, son malos y su fin está cerca. Pero si comienzan a invertir, aplaudimos la moción como un gran acto de lucidez. ¿Por qué tanta hipocresía? Simple. En Twitter, se puede decir de todo. Podemos ser los más radicales del mundo y no hay problema. Otro gallo canta en el mundo real. Muchos en esta era cibernética suelen ser extremistas en la retórica, pero moderados en la práctica.
Durante los ciclos alcistas, el precio acapara toda nuestra atención. El precio es todo. Porque, bueno, a nadie le amarga un dulce. Es muy sabroso crecer financieramente a gran velocidad. Ahora bien, es sumamente importante seguir con el desarrollo de infraestructura. Este mercado necesita mejores productos, mejores plataformas y mejores soluciones. Las soluciones de 2 capas son una gran opción en muchos casos. Todavía, sin embargo, debemos mejorar mucho en cuanto a la amabilidad con el usuario. Necesitamos interfaces más amables.
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